La desinfección es el proceso de matar o inactivar microorganismos. La desinfección se logra típicamente mediante el uso de desinfectantes químicos, como cloro, cloramina u ozono. La desinfección es especialmente crítica en áreas donde la fuente de agua es agua superficial, como lagos o ríos, ya que estas fuentes pueden ser más vulnerables a la contaminación.

Una desinfección eficaz requiere una gestión y un control cuidadosos para garantizar que los niveles adecuados de desinfectante estén presentes en el suministro de agua. El objetivo es brindar protección contra enfermedades transmitidas por el agua y, al mismo tiempo, minimizar el riesgo de subproductos dañinos u otros efectos adversos.

Los sistemas de generación de hipoclorito en el sitio (OSHG) para desinfección han experimentado una mayor tasa de adopción en la última década, ya que las empresas de agua y aguas residuales continúan lidiando con la onerosa complejidad de los planes de gestión de riesgos (RMP) en el caso de la desinfección con cloro gaseoso y los desafíos operativos o de costos del uso de hipoclorito de sodio al 12,5 % a granel para la desinfección. La última generación de sistemas OSHG se ha diseñado para enfatizar la seguridad, la confiabilidad y la facilidad de mantenimiento.

La aplicación de polímeros antes de un proceso de espesamiento o deshidratación también se denomina “acondicionamiento”. El acondicionamiento con polímeros suele ser un requisito para que el equipo de espesamiento o deshidratación funcione correctamente.

Los polímeros que tienen una carga positiva (también conocidos como catiónicos) y un alto peso molecular se utilizan normalmente para los procesos de separación de sólidos de espesamiento y deshidratación.

Los diferentes equipos y aplicaciones de espesamiento y deshidratación de sólidos requieren diferentes mecanismos de mezcla de polímeros y lodos. Algunos funcionan mejor cuando la solución de polímeros se inyecta en la tubería anterior a la unidad de espesamiento o deshidratación.